domingo, 10 de febrero de 2008

Usted en un adicto a la Genealogía cuando...

Ud. frena y baja a preguntar el horario de atención al pasar por todas las bibliotecas de su ciudad. Ud. se emociona ante la vista de un viejo cementerio.
Ud. prefiere recorrer las viejas lápidas antes que las vidrieras de un shopping.
Cuando Ud. piensa que cada hogar debiera tener una lectora de microfilms.
Cuando Ud. se la pasa protestando de los mormones por sus horarios limitados, de los católicos por no autorizar ver los microfilms, de los judíos por no tener filmados todos sus archivos, de los chinos por no entender ese idioma y de los viejos párrocos por no haber hecho algún curso de caligrafía a tiempo.
Cuando Ud. conoce a cada vendedor de librería de su ciudad por su nombre y su apodo.
Cuando Ud. está mas interesado en saber que sucedió en el año 1650 que en 2003.
Cuando Ud. guarda su ropa debajo de la cama y su armario revienta de cuadernos, diarios y libros de estudios familiares.
Cuando Sancho, Urraca, Ermesenda o Godofredo son nombres que tiene en mente habitualmente, pero no recuerda como se llama su cuñada.
Cuando puede establecer claramente dónde queda Espinosa de los Monteros, Talavera de la Reina, Anzano de Puglia, o Stephanstaad y no se ubica para ir a Punta Chica, Barrio Parque o Ituzaingó.
Cuando toda su correspondencia comienza con: "Querido primo, no me conoces pero........."
Cuando a pesar de haber rastreado y documentado toda y cada una de sus líneas ancestrales hasta Adán, todavía quiere seguir buscando.

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